Ayer, lunes 18 de Febrero fue el
desfile de Tom Ford. Me acosté sin poder ver bien ningún pase porque a pesar de hacer un desfile
multitudinario, no había ni streaming ni nowfashion. Está claro que incluso
cuando Tom se vuelve mainstream sigue siendo lujoso. Hoy, martes 19 de Febrero
he visto la colección seis veces a lo largo del día. Todavía no sé si me ha
gustado (mucho) o no me ha gustado (mucho) pero de lo que estoy segura es que
me ha impactado y eso era algo que no me pasaba desde hacía muchos ciclos de
moda. Si algo no me gusta, no vuelvo a ello y a esto he vuelto seis veces hoy.
Estoy enamorada
de Tom. Como todas las mujeres. Estoy segura que ninguna mujer le diría que no
a Tom, a nada y vivo en un perfecto Síndrome de Estocolmo constante que me
impide la objetividad absoluta. Su voz, su formada de mirar, de moverse, y la
manera en la que concibe el universo femenino, fuerte y elegante que dista
mucho de mí en verdad, me secuestra. Esto nos lo echaba en cara Natxo Sobrado a
Di y a mí: el que nos pueden nuestros musos porque la colección es muy cani y
hortera y a otro no se lo perdonaríamos (¿Marc Jacobs quizás?)
La colección, si, es muy cani y
hortera. En apariencia. Los brillos, las bombers, los leopardos jamás vistos,
como todo el mundo ha dicho, desde Gianni Versace… pero en cada pase, por muy
hortera que pueda ser la falda de patchwork fucsia, se ve lujosa y
perfectamente acabada. Se ve “de Costura” y no “del Primark” que es algo de lo
que pecan muchos diseñadores maximalistas, de parecer baratos. Los cortes son
magistrales, como los pantalones sport de encaje. Una prenda dificilísima pero
que a mí me parece lo más apetecible e innovador de la colección junto con sus
clásicas faldas de corte Carine y esos jerséis que se pegan al cuerpo.
Como la mayoría de las tendencias
actuales, la inspiración esta en los noventa. En sus noventas. Hay un poquito de cada
colección en esta: los pantalones de encaje del verano del 96, y sobre todo las
flores y el folclore del verano del 99. Para aquella colección realmente se
inspiró en la primera Cher y los pantalones vaqueros de flecos que presentó superaban
los 1000 euros actuales, se agotaron en días. Hace poco vi un par a la venta
con un precio de salida de 5500 dólares en eBay (y se vendieron). La forma de combinar
las botas altas con la falda por la rodilla me recuerda a su verano del 98 en Gucci. Su
colección maldita. Entonces no se entendió un verano en terciopelo negro con
botas altas. Recomiendo tirar de hemeroteca porque esas prendas funcionan hoy.
Aún así y aunque finalmente compre
la colección metafóricamente hablando, las prendas con estrellas psicodélicas no
las entiendo, ni las comparto pero tampoco parecen de low cost. El problema
radica cuando el low cost precisamente adapte las flores, el brilli, el
leopardo y las estrellas. Ya no tendrán el acabado del muso Tom y entonces sí
que serán horteras.
P.D. 2. Si, he colgado mis seis pases favoritos obviando todo lo que parezca a un choque frontal entre Rihanna y P. Diddy en una exposición del difunto Gianni.
P.D 3. Las seis primeras fotos
son de la colección del invierno 13/14 de Tom Ford. La séptima del verano del
96, la octava del verano del 98 y el resto del verano del 99 de Gucci.
4 comentarios:
Esto es el kit de todo: "por muy hortera que pueda ser la falda de patchwork fucsia, se ve lujosa y perfectamente acabada. Se ve “de Costura” y no “del Primark” que es algo de lo que pecan muchos diseñadores maximalistas, de parecer baratos"
No hay nada peor que "parecer barato" y como en los desfiles en todo.
Peor que parecer barato es parecer ridículo.
Pero parecer ridículo y caro al mismo tiempo es ya el acabose.
Wed a mi me ha encantado, sea Tom, Karly o Marky. Si es Tom muchísimo mejor porque ya está bien de tanto aburrimiento minimal y porque,.."yo soy cani, cani, cani, cani, cani, yo soy cani,.....
El amor es ciego, nos enamoró y no lo podemos olvidar pero hace 9 años que no hace nada que ponga los pelos de punta.
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